Corresponde a una enfermedad provocada por un desequilibrio en el sistema nervioso simpático que forma parte del sistema autónomo. Se caracteriza por una excesiva producción de sudor, desproporcionada para la temperatura ambiental y a la actividad física del paciente. Esto hace que sus relaciones interpersonales se vean afectadas producto de la inseguridad que conlleva el estar con la cara, manos, axilas o pies, permanentemente húmedos.
Todas las personas transpiran normalmente si enfrentan situaciones de estrés, realizan ejercicio o hace mucho calor. Esto se debe a que el sudor es el mecanismo natural que tiene el cuerpo para regular la temperatura, sin embargo, hay pacientes en los que sin importar la actividad o si hace frío o calor, secretan más cantidad de sudor que el resto de sus pares. Dicha condición puede afectar su calidad de vida ya que, quien la sufre, percibe sus manos húmedas como un problema, dificultando la vida social, personal y laboral. La necesidad de sentirse seco provoca estrés y, muchas veces, retraimiento social.
La hiperhidrosis tiene una tasa de incidencia cercana al 3 por ciento y la padecen de igual forma hombres y mujeres. Se ha estudiado que existe un importante factor genético, y por lo que podría ser una condición heredada. El paciente se hace consciente del problema, habitualmente, una vez que entra en la pubertad. Hasta ese momento recuerda sensación de humedad permanente, pero sin asociarla a problemas mayores. Un porcentaje importante de pacientes supera el cuadro cuando logran madurar y perder la ansiedad por el contacto social. Hasta entonces, la gran interrogante es cómo ayudar a un adolescente a que se desarrolle normalmente si le sudan la cara, axilas, manos y pies.
Existen diversos tratamientos cuya efectividad dependerá del grado de hiperhidrosis que tenga el paciente. En casos leves y moderados bastará con la aplicación de antitranspirante en manos, plantas y axilas. Estas sustancias bloquean momentáneamente el poro impidiendo que exude. La superficie se seca y al cabo de algunos días se descamará, momento en el que se debe volver a aplicar el producto. Otra alternativa consiste en la aplicación de iontoforesis. En la consulta del médico, el paciente mete las manos a un recipiente con agua por el que pasan pequeñas descargas eléctricas bloqueando los poros. Esta solución dura cerca de diez días, luego se debe repetir el tratamiento. La solución más efectiva y duradera es, sin embargo, la cirugía, esta se denomina Simpatectomía.
La Simpatectomía es una cirugía que se realiza con anestesia general. En ella se busca cauterizar los ganglios responsables del exceso de sudoración de la cara, axilas y palmas. Estos se encuentran en el sistema simpático intratorácico, a ambos lados de la columna. El mecanismo consiste en realizar pequeñas incisiones a nivel axilar y cauterizar la parte de la cadena simpática que regula la transpiración. La hospitalización de este procedimiento es abreviada, el paciente permanece cerca de 6 u 8 horas en el centro de salud hasta chequear, por medio de una radiografía, que no haya quedado aire alrededor de los pulmones, evitando así, una complicación tardía.
A pesar de que la simpatectomía termina con el problema social del paciente, es importante tener en cuenta que el cuerpo necesita seguir eliminando el sudor, por lo que no es infrecuente que aparezca sudoración compensatoria. Como la cirugía limita canales para transpirar, el cuerpo debe buscar vías alternativas que le permitan termo regularse en caso de fiebre o calor y, generalmente, se liberará a través de los muslos o la zona lumbar. Si bien este fenómeno es socialmente menos limitante, en un porcentaje bajo se presenta de forma severa (10 por ciento). Es necesario tener en cuenta que mientras más niveles se bloqueen en la cirugía, mayor será el riesgo de que exista sudoración compensatoria.
Si bien la corrección de la hiperhidrosis palmar y axilar no tiene mayores complicaciones, la simpatectomía facial podría incluir riesgo de padecer síndrome de Claude Bernard Horner. Su causa sería una lesión en el ganglio estrellado que afecta al nervio simpático de la cara y cuyos síntomas están caracterizados por pupilas contraídas, párpados caídos y sequedad de las mucosas faciales. La hiperhidrosis plantar rara vez es tratada quirúrgicamente ya que los ganglios que regulan la sudoración de esa zona se encuentran ubicados en la zona plexo lumbar, en íntimo contacto con los nervios que mantienen la inervación y funcionamiento automático de la zona genital, por lo que las probabilidades de dejar secuelas son altas.
Si bien los pacientes en general manifiestan mucha satisfacción después de la cirugía, es importante conversar con el cirujano infantil todas las opciones disponibles. La simpatectomía es una solución viable solo para niños mayores de 12 años que tienen juicio de realidad y reconocen porqué puede serles útil el procedimiento. Es importante que puedan definir, en conjunto con sus padres y el médico, cuán intenso es el nivel en el que la hiperhidrosis les está afectando socialmente y corregir solo ese, ya que, tal como se mencionaba, mientras más zonas se bloqueen, mayor será el riesgo de que exista sudoración compensatoria por otras vías.
Agregar un comentario