La lesión que pueden provocar los rayos de una bicicleta en los pies o tobillos, hace referencia al grupo de heridas que se producen en el momento en que un niño introduce accidentalmente su pie en el interior de una rueda de bicicleta en movimiento, de manera en que el pie queda atrapado y genera una caída.
Este tipo de lesión es bastante frecuente en niños entre los 2 y los 6 años de edad, siendo un motivo habitual de consulta en los Servicios de Urgencia o consultas médicas.
La lesión ocurre en aquellos niños que son transportados en la parte trasera de la bicicleta o sentados en el tubo superior del marco de la misma con los pies colgando, sin implementos adecuados de seguridad. Según un artículo escrito por Di Prieto y otros autores en la revista de post grado de la cátedra de medicina, se describen 2 mecanismos de lesión. El primero sucede cuando el tobillo queda atrapado y se comprime entre los rayos de la rueda y la horquilla de la bicicleta y, el segundo, se produce al momento de liberar el pie del paciente de la rueda del vehículo.
La gravedad de las heridas que se producen por esta causa varía de acuerdo a distintos factores como la edad del niño, la velocidad al momento del accidente, la posición del pie al momento del trauma, el tipo de calzado que llevaba puesto el paciente, el lugar en el que este se encontraba sentado y los primeros auxilios realizados una vez ocurrido el accidente.
El espectro de estas lesiones puede ir desde una herida simple con una contusión menor o pequeña “peladura” hasta la presencia de fracturas complejas del tobillo con compromiso de la articulación y de las partes blandas.
Una vez producido el accidente el paciente debe recibir una atención médica adecuada, ya sea en un servicio de urgencia pediátrico o en la consulta de un especialista, para evaluar la gravedad de las heridas de piel y tejidos más profundos, además de descartar lesiones asociadas como esguinces o fracturas. Ante la sospecha de fractura, el paciente debe ser evaluado por un traumatólogo infantil, quien solicitará una radiografía para definir el diagnóstico y determinará el tratamiento correspondiente.
Dependiendo de la gravedad de las lesiones, existirán distintas alternativas de tratamiento, puesto que estas pueden presentarse con profundidades variables y, en ocasiones, existir tejido muerto (necrótico) producto del trauma. En este sentido, cobra importancia prevenir la aparición de una eventual infección.
Si la lesión es pequeña y no existe gran cantidad de tejido lesionado, ni signos de infección, es posible tratarla de forma ambulatoria, con curaciones que tengan por objetivo buscar la cicatrización dirigida de la lesión. Este proceso puede demorar incluso 3 semanas, y requiere mantener al paciente en reposo con curaciones periódicas.
Si la lesión involucra tejidos profundos, no existe posibilidad de cicatrización espontánea, existe infección o el tejido necrótico es significativo; es necesario el tratamiento quirúrgico. La reparación de una lesión puede requerir una o más cirugías para conseguir el cierre definitivo de la herida.
El objetivo del tratamiento consiste en extirpar todo el tejido necrótico y en mal estado, y posteriormente cerrar la herida, ya sea por medio de colgajos de piel o por injertos de piel, dependiendo básicamente del tamaño del defecto o de la presencia de lesiones asociadas.
Este tipo de lesiones son una causa importante de ausentismo escolar, puesto que en general la resolución de la lesión puede tomar al menos 15 días y en ocasiones varias semanas.
Como recomendación es importante recordar el uso de sillas especiales para bicicleta que transporten de forma segura a su hijo o hija. Así podrá Ayudarnos a prevenir estos accidentes.
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