El nacimiento de un niño es motivo de felicidad para sus padres y familias. Todos se ponen contentos con la llegada del nuevo integrante y que esté sano y crezca bien es lo más importante para todos.
Para asegurar este proceso, los nuevos padres comenzarán a recorrer un largo camino en compañía del pediatra quien, periódicamente, irá evaluando al pequeño en diferentes áreas para cuidar, entre otras cosas, que siga su crecimiento dentro de la curva de peso y talla esperado. Así también como que su desarrollo sicomotor sea adecuado a la edad.
Luego de recién nacido y una vez que el niño abandona el hospital debe visitar a su pediatra cuando cumple su primera semana. Ese es el momento en que el doctor y su paciente se conocen y comienzan a entablar una relación. En esa visita, los padres deben contar al médico todos los antecedentes de embarazo: si tuvo algún problema, si nació de término y todos los hitos que marcaron la espera del niño. Si hubiera antecedentes de enfermedades familiares es el momento oportuno para contarlo puesto que algunos antecedentes obligan a descartar su presencia en los niños. También en el primer control se verifica la lactancia materna, el color amarillo de la piel (ictericia) y el resultado de los exámenes tomados al nacer: fenilquetonuria (PKU) e hipertiroidismo congénito (TSH).
El siguiente control se realizará una semana después y así hasta que el pequeño cumpla su primer mes, etapa en la que se verifica el aumento de peso con la lactancia materna. Luego de este plazo la visita para control de niño sano ya no será tan seguida, pero no deben olvidar de asistir mensualmente a la consulta hasta que cumple los 6 meses, etapa muy importante para indicar las primeras vacunas, vitaminas y fierro cuando corresponda. También llegado el momento, se indicará que le realicen una radiografía de caderas para descartar displasia. Después del sexto mes, los controles se comienzan a realizar cada 2 meses. En esta visita se empieza a incorporar la alimentación complementaria: papillas y postres. Al cumplir los 12 meses los tiempos se van espaciando, pero sin dejar nunca de acudir al pediatra. Primero, cada 3 meses hasta el año y medio y, luego, por lo menos cada 6 meses hasta cumplir dos años. De ahí en adelante la visita a la consulta, si es que el niño está sano, es una vez al año.
Pero, ¿por qué ir tantas veces a la consulta? Principalmente, porque es ahí donde se puede evaluar que el niño esté sano y crezca bien constatando, con el examen físico, que no haya ningún signo de retraso en su progresión nutricional, o sea, que aumente bien de peso y crezca adecuadamente. En caso de que esto no sucediera, será el pediatra el que mejor oriente a los padres en la búsqueda de las causas. Estas pueden ir desde simples problemas de lactancia (lo más frecuente) hasta problemas más complejos como cardiopatías, problemas endocrinos, problemas renales u otras complicaciones que podrían explicar el retraso del crecimiento. En cada caso, será él quien mejor pueda indicar los tratamientos para superar alguna de esas situaciones. Tan importante como el aspecto nutricional es evaluar que se estén cumpliendo las etapas del desarrollo sicomotor de manera adecuada. Que empiece a balbucear, a interactuar con personas y juguetes, que gatee y, en definitiva, que vaya cumpliendo con los hitos de su desarrollo de manera acorde, armónica y progresiva.
Entonces, cada vez que el niño asista con sus padres a la consulta del pediatra comenzarán con una pequeña conversación para saber cómo ha estado durante el tiempo que ha pasado. Se revisan aspectos básicos del día a día como alimentación, deposiciones, cuidado de la piel, algunos hitos del desarrollo, entre otras cosas, para luego realizar un acucioso examen físico en el que lo medirán y pesarán. También se evalúa el crecimiento del cráneo y se realizan pruebas de desarrollo motor. Además, el doctor observará sus ojos, oídos, garganta, estómago, genitales y escuchará atentamente el corazón para asegurarse de que todo vaya en orden.
Con todos estos exámenes se realizan los diagnósticos: nutricional, del desarrollo psicomotor y eventualmente algún diagnostico específico si estuviera enfermo. En función de ellos, se conversan las indicaciones que deberán seguir los padres hasta el próximo control. En ellas, el pediatra se asegurará de que el niño cuente con todo lo necesario para crecer y desarrollarse correctamente. Por lo tanto, indicará qué debe comer de acuerdo a la etapa de crecimiento. Desde la lactancia hasta la introducción paulatina de alimentos sólidos. También indicará los suplementos vitamínicos que debe recibir para completar su dieta. El doctor seguirá un estricto plan de vacunación que es la estrategia principal para controlar enfermedades infecto-contagiosas que pueden ser graves para los niños. Muy importantes también serán las indicaciones que dé para la estimulación del desarrollo sicomotor de acuerdo a los objetivos de cada edad, así como también las advertencias sobre conductas de riesgo propias de cada edad.
La consulta pediátrica es también una buena instancia para hacer conscientes a los padres de la necesidad de estimular hábitos saludables en sus hijos y de que estos se vayan incorporando a la rutina familiar. Ya sean hábitos alimentarios, actividad física, higiene de sueño, y hábitos sociales que les permitan integrarse de manera adecuada a cada etapa del ciclo vital.
Durante todo el proceso es MUY importante que los padres sientan la confianza de preguntar todas sus dudas, y las vayan resolviendo, así como también discutir las perspectivas de la crianza,para que puedan, en conjunto con el pediatra, elaborar un plan de acción que permita un adecuado crecimiento y desarrollo del niño, siguiendo las indicaciones acordadas hasta el próximo control
Fernando.gonzalez@cirupedia.cl
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