La atresia esofágica es una malformación en la que falta un segmento del esófago, interrumpiendo completamente el túnel. Este defecto congénito es incompatible con la vida puesto que impide la alimentación de los pacientes, por lo que su resolución precoz se constituye como una urgencia médica tanto para los neonatólogos como para los cirujanos infantiles.
Existen varios tipos de atresia de esófago, lamentablemente, solo la que se presenta sin fístula es posible de detectar antenatalmente a partir de las 20 semanas de gestación, a través de una ecografía prenatal en la que se mide un aumento del líquido amniótico, producto de que el niño no traga, sumado a que no es posible observar la burbuja gástrica, es decir, el estómago. Ambos indicadores presentes a la vez constituyen un 70% de probabilidades de que se esté frente a una atresia esofágica.
La atresia esofágica sin fístula, que es la más común de estas malformaciones, no tiene marcadores ecográficos precisos. Solo es posible de ser diagnosticada en la atención inmediata al recién nacido cuando la matrona introduce una sonda que queda atascada a los 10 o 12 cm desde la arcada dental. La mayor incidencia se da en aquellos niños que nacen pre término entre las 34 y 36 semanas de gestación. En los recién nacidos sanos, sin malformaciones diagnosticadas ecográficamente y que nacen de término a las 38 semanas, la probabilidad de que presente .
El diagnóstico antenatal solo permite a los padres recibir asesoría de parte de los cirujanos infantiles en el periodo prenatal, puesto que no se han realizado en el mundo intervenciones intrauterinas. La complejidad, por el tamaño de las estructuras, hace pensar que no es una técnica que se vaya a realizar en un futuro cercano.
Entonces, más que para intervenir, el diagnóstico prenatal sugiere que los padres conozcan al cirujano, que conversen sobre las opciones y alternativas, que decidan qué van a hacer, dónde va a nacer su hijo puesto que es fundamental que el parto se realice un centro asistencial con una unidad de neonatología que soporte al niño, porque es probable que nazca prematuro. Debe además ser un hospital que cuente con cirujanos infantiles capacitados pues la resolución de esta malformación, como ya se dijo, es urgente.
El diagnóstico prenatal entonces, es una invitación a los padres a tranquilizarse y mantener la observación para que, una vez que ese niño nazca, puedan seguir los pasos recomendados según cada caso.
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